Huida del Peso y van por el Dolar
Junio es un mes estacionalmente expansivo en términos monetarios. Entran a terciar desde el pago de salarios y aguinaldos hasta compromisos impositivos. Todo ello afecta el comportamiento de la demanda y la oferta monetaria. Sin embargo, mientras la base monetaria está creciendo a tasas del 32% interanual (3,8% mensual), lo que parece alinearse con las expectativas inflacionarias, la demanda de dinero muestra inquietantes signos de agotamiento. En realidad, la fatiga que está mostrando la demanda de dinero no solo refleja la huida del peso por el efecto inflación sino también el deterioro de las expectativas de la mano de la creciente incertidumbre sobre la macro y la micro.La tenencia de billetes y monedas en poder del público viene cayendo desde febrero pasado. En lo que va de junio esta variable acusa una, mejora, aunque solo crece 0,2% mensual frente a casi un 4% que lo hace la base monetaria. Al observar el comportamiento del agregado monetario M2 privado (dinero en poder del público + depósitos en cuenta corriente + cajas de ahorro) en los últimos meses resulta insoslayable la tendencia bajista que viene mostrando pasando de niveles de 33% interanual en marzo al 23% interanual este mes. Sin dudas, la corrida contra el peso del trimestre marzo-abril-mayo va en línea con el rebrote inflacionario y el deterioro de las expectativas de los consumidores e inversores.
El Banco Central, en lo que va de junio, está convalidando una expansión
de la base de casi $130.000 millones, principalmente, de la mano de la
cancelación de Lebac por más de $232.600 millones. Toda esta inyección
de pesos se está compensando con la demanda de dólares (vía compras del
sector privado y del Tesoro) que explican la absorción de casi $70.000
millones en el período que se suman a otros $28.900 millones de
cancelación de Pases y Leliq, más $19.300 millones de otros conceptos.
El
BCRA sigue emitiendo (aunque ahora lo tiene vedado para el Tesoro según
lo pactado con el FMI) pero la gente parece ya no querer todos los
pesos que le caen encima. La base monetaria está creciendo al 32%
interanual pero el efectivo en manos del público lo hace al 21%.
Mientras que el efectivo en manos de los bancos crece al 39% y los
depósitos de los bancos en el BCRA (ambos computan como encajes
bancarios) al 57%. Resulta claro que el aumento de la demanda de base
viene por el lado de los encajes y no del público. Por suerte los
depositantes no dan cuenta de haber entrado en pánico, aunque las
colocaciones privadas siguen creciendo (28% interanual) muy por debajo
de lo que lo hacen los créditos privados (50% interanual).
Los saldos
monetarios reales en poder de la gente están cayendo. O sea, el público
se desprende del efectivo a pesar que diariamente requiere mayor
cantidad de pesos para afrontar los mismos gastos. Es decir que la
demanda transaccional y la precautoria se desaceleran. En la medida que
siga el BCRA emitiendo a este ritmo y la velocidad de la demanda de
dinero continúe reduciéndose, no habría visos de que la inflación tienda
a desacelerarse, a pesar de sobrevenir un contexto recesivo.