La gestión empresarial en tiempos de "Supercrisis"
La gestión empresarial en tiempos de "Supercrisis" BAE
por Lic. Guillermo Moreno* Lic. Norberto Itzcovich* Dr. Claudio Comari*
Hacia mediados del año 2017, las condiciones de inconsistencia macroeconómica se agudizaron notoriamente, alcanzando niveles críticos y llevando al esquema económico vigente a una situación de alta volatilidad, sobre la que oportunamente vinimos alertando ("El pesimismo es un momentum del optimismo", BAE Negocios 31-7-17 y "Las elecciones y la economía", BAE Negocios 15-8-17).
La fragilidad sistémica imperante nos indujo a afirmar, hacia fines del año pasado, que para el año 2018 la coyuntura resultaba inapropiada para el desarrollo del ejercicio de proyección de los principales indicadores macroeconómicos, cuyos comportamientos (dentro de rangos de variación aceptables), era de imposible previsión, razón por la cual fuimos presentando nuestras prognosis acotadas a plazos cortos.
Esta prudencia en el ejercicio de la profesión no fue imitada por
algunos consultores "mediáticos", que se atrevieron a vaticinar qué
acontecería con variables tales como el resultado fiscal, el nivel de
inflación, del tipo de cambio y de la tasa de interés, la tasa de
crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), y los resultados de la
balanza comercial y de pagos, entre otras.
Al poco tiempo de iniciado
el presente año, una significativa porción de esos "expertos
económicos" debieron corregir sus pronósticos (¡y continúan
haciéndolo!), evidenciando una escasa densidad en su producción, cuyas
bases podrían ser la impericia, la irresponsabilidad, la mala praxis, o
todas ellas combinadas.
Incluso, estos yerros fueron resaltados por
algunos periodistas económicos, quienes se preguntaron cómo fue que
ninguno de esos aparentes "gurúes" pudo prever la crisis, cometiendo
injustas generalizaciones, ya que soslayaron la multiplicidad de
artículos publicados en este mismo espacio (1), como los ut supra
señalados, que alertaban sobre el actual desenlace del esquema económico
pergeñado por el oficialismo.
En este marco de antecedentes vamos a
intentar, en un punto en la línea de tiempo tal cual como si fuera una
fotografía (ya que al final de la película están indeterminados),
dilucidar el alcance de los desequilibrios fiscales y externos, de tal
manera que sirvan de parámetros para las decisiones microeconómicas a
tomar.
Del funambulismo a la Supercrisis
Desde su inicio, esta
gestión funambulesca abundó en acciones contrapuestas entre su política
fiscal y la monetaria, espiralizando el Déficit Fiscal Total (DFT, que
es la sumatoria de los déficits de la Nación, las Provincias y los
Municipios, más el cuasifiscal del BCRA), hasta alcanzar 11,3%, medido
en términos de PIB (2).
El DFT es generado por el rojo financiero
(que incluye crecientes intereses de la deuda soberana) que alcanzaría
aproximadamente el 6,5% del PIB, el déficit fiscal de las jurisdicciones
subnacionales, en el entorno del 0,8%, y el déficit cuasifiscal,
cercano a 4 puntos del PIB, consecuencia de las exorbitantes tasas de
interés ofertadas por el BCRA, sobre su stock de pasivos financieros.
Este
nivel de tasas de interés, que tiene como objetivo desincentivar la
dolarización de las carteras de inversión, trae aparejada una dinámica
caótica y disruptiva al conjunto de la economía.
Mientras esto acontece, se mantiene la restricción del sector externo.
Uno
de sus componentes, la Balanza Comercial (BC), arrojó en los primeros
cinco meses del año un déficit de U$S 4.691 millones, mientras que el
saldo de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, (que además de la
BC incluye la Balanza de Servicios Reales -fletes, seguros, turismo,
etc.-, Utilidades y Dividendos, e Intereses), en la fotografía de hoy,
alcanza un déficit de 6% del PIB.
Así, la situación de supercrisis
(desbalances críticos y simultáneos en el terreno de las cuentas
fiscales y externas), presenta un crescendo de significativas
dificultades para su control o acotamiento.
El empresario y sus decisiones
En
este entorno de dificultades, los criterios de "rienda corta" y de
"sana prudencia" deben guiar la administración de los negocios.
Para reducir las exposiciones innecesarias, insistimos en la recomendación de:
? mantener una adecuada relación entre pagos y cobranzas, así como entre ventas y stocks;
?
optimizar la situación crediticia (principalmente en cuanto a las
deudas en divisas) y disminuir los riesgos mediante instrumentos de
cobertura, aun cuando ello implique algún tipo de gastos adicionales;
?
permanecer atentos a los incesantes cambios en las listas de precios de
los proveedores, actualizando sistemáticamente las estructuras de
costos de los bienes y servicios ofrecidos, de modo de conservar un
adecuado margen rentabilidad, y
? estar alertas en cuanto al
abastecimiento de los insumos clave de la unidad productiva, a fin de
poder garantizarse, al menos, 60 días de producción y/o
comercialización.
Y, dependiendo de la actividad económica y las necesidades de la empresa, también puede ser recomendable:
?
en el caso de productos importados: generar promociones de pre-venta de
la mercadería que "está en el mar" (en viaje), para así poder cancelar
las obligaciones a un tipo de cambio adecuado;
? utilizar el
financiamiento de los bancos oficiales (dado que el gobierno parece
despreocuparse por la gestión seria y eficiente de esas entidades), que
hoy ofrecer créditos a tasas y plazos notoriamente distintos a los de
mercado.
Reafirmando lo que sostuvimos en nuestro artículo "En
esta coyuntura económica: ¡atentos y vigilantes!" (BAE Negocios,
26-12-17), hoy es imperioso ajustarse a la sentencia que entonces
mencionábamos:
"Este es uno de aquellos momentos donde empatar es ganar".
*M.M. y Asociados
1-Un
ejemplo de lo antedicho es la posición explicitada respecto de la
reforma previsional sancionada por el Congreso de la Nación. Mientras el
gobierno se enfrascaba en disputas innecesarias, incluyendo luchas
callejeras, sosteniendo que ello le permitiría un ahorro fiscal
importante, nuestra posición fue que, si bien en el primer semestre los
jubilados iban a ver perjudicados sus ingresos, la evolución de la
inflación y de la recaudación provocaría que en la segunda mitad del año
el beneficio fuera mayor. Por ello oportunamente afirmamos que lo
correcto hubiese sido que la ley contemplara ambas formas de cálculo y
tomar en cada período la más beneficiosa para los perceptores.
2-Este
porcentaje tiene una magnitud que ingresa en un rango de comparación
con los del gobierno de Alfonsín (aprox. 12%) y del de Isabel Perón
(aprox. 14%), en los momentos previos a sus respectivos colapsos
institucionales.