Una sonrisa que ya empezó a borrarse
En Casa Rosada, algunos sectores todavía celebran que el caso haya quitado de escena el escándalo de los aportes truchos en la campaña, pero otros advierten que también podría volverse contra el macrismo. Desconfían de los roles de Massa y de Lorenzetti. Por Werner Pertot Pagina 12En el Gobierno hay quienes descorchan y quienes desconfían. Con el affaire de los cuadernos, las reacciones en el oficialismo son variadas. Entre quienes festejan se encuentra el sector más furiosamente antikirchnerista. En esa línea dura están los que piensan que, además de alejar de la agenda pública temas molestos como el de los aportantes truchos en la campaña de Cambiemos, el escándalo los beneficiará con el consecuente desgaste que le producirá a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Incluso, hay quien imagina que esto les ayudará a justificar el ajuste y la situación económica a partir de la supuesta corrupción pasada. Otro sector del Gobierno –más ligado a los tribunales– desconfía de los alcances que puede llegar a tener la investigación, en especial sobre el primo presidencial Angelo Calcaterra. También observan las complicaciones que les puede traer con los empresarios de la construcción. En materia de especulaciones sobre el origen de la filtración, en Casa Rosada existen los que apuntan por la difusión de los cuadernos directamente a Sergio Massa.
Por estos días, se nota un poco más sonrientes a los funcionarios de
Gobierno, tras la difusión de los cuadernos que puso contra las cuerdas a
ex funcionarios kirchneristas y permitió a la vicepresidenta Gabriela
Michetti volver a instalar el desafuero de CFK. Por lo menos, están más
sonrientes que cuando debían responder por los aportes de campaña en
territorio bonaerense. No obstante, más allá de una cierta satisfacción
generalizada con la noticia, se abren distintos grupos dentro del
oficialismo.
En primer lugar, y con una aparición más estridente en
los medios, aparecen como más contentos los que se muestran furiosamente
antikirchneristas (o antiperonistas). En esa línea dura se puede
escuchar a los que hablan de un Lava Jato argentino, donde caerán tanto
ex funcionarios K como empresarios coimeros. “Estamos en paz y
disfrutando. Puede caer Iecsa (la ex empresa del Grupo Macri) sin
problemas. Acá no hay preocupación”, aseguran.
También forman parte
de ese sector los que dicen que esto le probará a la población “el
desastre que nos dejaron”. E incluso los que, entre optimistas y
voluntaristas, pretenden que a partir de estas revelaciones los
argentinos “entiendan y sepan comprender la situación económica y por
qué nos cuesta remontarla”.
De esto puede dar fe la secretaria de
Lucha contra la Corrupción (Ajena), Laura Alonso, que se subió a la
noticia como surfista a la ola, con tweets y entrevistas en medios
afines. Luego de soltar frases como “en el kirchnerismo se robó a
mansalva”, ayer se declaró incompetente para intervenir: “La OA no tiene
competencia para investigar financiamiento de campañas (lo dije mil
veces). Para eso hay causa judicial: juez y fiscal involucrados”,
sostuvo, al tiempo que cuestionaba cómo “mienten” los medios no
oficialistas.
A este grupo alegre y descorchante de champagne se le
puede oponer otra parte del Gobierno, que está más atenta a las movidas
de Comodoro Py. Allí se puede escuchar una alegría mucho más cauta. Y
una cuota importante de desconfianza. Una de las espadas judiciales del
Gobierno señaló a este diario que hay mucha desconfianza con las
repercusiones que puede tener la investigación y sobre cómo puede
terminar salpicando al oficialismo. “Acá lo que puede haber es una
opereta de Miguel Pichetto y Ricardo Lorenzetti guionada por Seita”,
dice el hombre, al que el Presidente suele escuchar en cuestiones
judiciales. Seita es Guillermo Seita, un consultor que tuvo como
clientes a Domingo Cavallo y que supo tener tratos con el macrismo, pero
también con Massa. “El estratega de Lorenzetti puede haber ideado esto
para perseguir la corrupción K y pegarle al macrismo creyendo que así
muestra independencia y se vuelve intocable”, analiza el consigliere.
“Lo apoyan en Comodoro Py y Sergio”, dice. Sergio es Massa, a quien
algunas fuentes del oficialismo señalan como la figura detrás de la
jugada. ¿Pruebas? No muestran ninguna.
“Esto no lo manejamos
nosotros –juran y perjuran en la Rosada–, así que intentaremos
hamacarnos.” También dicen que el timing es incorrecto: “En la campaña
tal vez nos hubiera servido, pero ahora con Angelo salpicado no distrae
nada de la situación económica. Y se pueden caer créditos a las
constructoras y afectar nuestro plan de obras públicas. ¿Cómo seguimos
con las obras con todos los constructores presos?”.
Un tercer grupo,
entre los cuales hay integrantes de la mesa política, pone el énfasis en
esta última cuestión: el impacto sobre la obra pública. “Hay muchos
empresarios que van a quedar salpicados”, indican. En ese sector, no
existen tantas prevenciones ante el avance de la causa judicial. Tampoco
desconocen que los beneficia el impacto que pueda tener sobre CFK.
“Ayuda, pero si nosotros no nos enfocarnos en la gestión y en generar un
repunte económico para preparar el terreno electoral, va a costar mucho
ganar en 2019”, indican, más cautos que el sector festejante.
En
particular, en el Ministerio del Interior, estuvieron observando el
impacto que podría haber con las empresas involucradas. Algunas ya
estaban inhibidas de participar en licitaciones por otros motivos. Otras
tienen contratos en ejecución, pero hasta ahora no existen evidencias
que vinculen esos contratos con las presuntas coimas. Para nuevas
contrataciones, se las podrá inhibir si existe una sentencia. El
organismo que interviene en ese caso es el Registro Nacional de
Constructores, que depende de Interior. Hay una discusión legal dentro
del oficialismo sobre cómo actuar sobre cada caso (si anular la
licitación, si permitir que continúe la empresa), que todavía no se
zanjó.