Abandonada a su suerte y sin agua pesada
El gobierno nacional interrumpió los desembolsos en junio
PIAP abandonada a su propia suerte
En 2016 el subsecretario de Energía Nuclear, Julián Gadano, le había presentado a la empresa un plan a 18 años. Este mes los empleados cobraron solo el 60 por ciento del sueldo y temen despidos.
Por Fernando Krakowiak
PIAP produce agua pesada para centrales nucleares.
El gobierno nacional abandonó a su suerte a la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) de la localidad neuquina de Arroyito.
Cuando el entonces ministro de Energía, Juan José Aranguren, confirmó
que Atucha III no se iba a construir, los recursos se interrumpieron. El
último aporte llegó en junio a través de la Comisión Nacional de
Energía Atómica (CNEA). Desde entonces solo han recibido algunos fondos
del gobierno de Neuquén, pero los problemas se multiplican. Los
empleados este mes cobraron solo el 60 por ciento del sueldo, el
concesionario del comedor se retiró y despidió a su personal, el
servicio de transporte redujo su frecuencia y la empresa mantiene una
deuda millonaria por energía eléctrica y gas natural. Los trabajadores
cortaron la ruta nacional 22 el viernes pasado y hoy volverán a hacerlo a
la altura del puente de Arroyito.
PIAP es controlada por la Empresa
Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), una sociedad entre la
provincia de Neuquén (51 por ciento) y la CNEA (49 por ciento). Allí se
produce el agua pesada que modera y refrigera la reacción nuclear en
centrales atómicas que utilizan uranio natural. La firma interrumpió su
producción en mayo del año pasado debido a una parada técnica e
inicialmente se había prometido que arrancaría de nuevo en agosto, pero
eso nunca ocurrió.
A mediados de 2016, el subsecretario de Energía
Nuclear, Julián Gadano, les había presentado a las autoridades de la
empresa y a sus trabajadores un plan productivo a 18 años que iba de la
mano de la construcción de la cuarta central nuclear, a la que le
proveerían el agua pesada. A fines de marzo de este año, cuando el
futuro de los contratos firmados con China ya era incierto, Gadano
sorprendió al anunciar que el gobierno estaba evaluando reflotar un
viejo proyecto para que la planta produzca fertilizantes para el campo.
Ahora el funcionario ya ni aparece por la empresa.
El jefe de
gabinete Marcos Peña, por su parte, había dicho el miércoles 14 de marzo
en el Congreso que “no es cierto que el Estado Nacional haya desistido
de hacer aportes, ya que a través de la Comisión Nacional de Energía
Atómica está tramitando los fondos para que la planta afronte sus gastos
hasta que Nucleoeléctrica (NASA) vuelva a comprar (agua
pesada), lo que se estima ocurrirá durante el primer semestre 2018”.
“El
responsable principal de la situación que estamos pasando es el
gobierno nacional que decidió no continuar con la cuarta central que iba
a darnos la posibilidad de producir 600 o 700 toneladas de agua
pesada”, aseguró a PáginaI12 Cristian Salas, delegado de ATE en PIAP.
PIAP
produjo el año pasado un stock de 23 toneladas de agua pesada que se
las podría vender a la estatal NASA, la firma encargada de operar las
tres centrales nucleares, y así salir de esta delicada situación al
menos por unos meses, pero el gobierno nacional ni siquiera aporta por
esa vía. Primero se argumentó que NASA no tenía los recursos suficientes
para pagar la producción porque también le recortaron los fondos y
tenía sus tarifas congeladas. A fines de febrero el gobierno de Mauricio
Macri elevó a través de la resolución 73/18 la remuneración que percibe
la compañía por la venta de energía, pero igual NASA no compró el agua
pesada.
Cuando el dólar estaba a 18 pesos, el precio inicial por
kilo superaba los 1200 dólares, pero cuando comenzó la corrida
financiera el valor fue disminuyendo y en junio ya estaba en el orden de
los 900 dólares por kilo. Pese a ello en PIAP afirman que NASA especula
con la necesidad de la empresa y ofrece sólo 600 dólares por kilo.
Durante el gobierno anterior, NASA y PIAP trabajaban de manera
coordinada a efectos de cumplir el proyecto de puesta en marcha de
Atucha II. Ahora tratan de sacarse ventaja entre ellas en un escenario
cada vez más difícil para ambas.
Si PIAP todavía no colapsó es por
los esfuerzos que viene haciendo el gobierno de Omar Gutiérrez para
evitar un conflicto social en la provincia a un año de las elecciones y
con una interna electoral ya desatada dentro del Movimiento Popular
Neuquino. El problema es que los recursos que tiene la provincia son
acotados. En noviembre del año pasado, Neuquén firmó el pacto fiscal y
encima el gobierno nacional le respondió eliminando el Fondo Federal
Solidario, conocido como el fondo sojero, que en 2017 le había reportado
317 millones de pesos.
Ahora buscan que Nación acompañe con algún
desembolso para que PIAP no estalle, pero todavía no hubo respuesta.
Gadano no dio más líneas de trabajo y le trasladó la tarea del ajuste al
gerente general, Alexander Berwyn, pero el ejecutivo no quiere jugarse
solo y busca que el directorio lo respalde. Las opciones que se evalúan
son despidos, retiros voluntarios con acuerdos económicos y pasaje de
personal a áreas de ENSI servicios. El problema es que en las áreas de
servicios, como los clientes son todas empresas de gas y petróleo, el
trabajador debería cambiar de convenio colectivo y pasar al Sindicato de
Petroleros Privados, que maneja el senador del Movimiento Popular
Neuquino, Guillermo Pereyra, el cual ya tiene su propia bolsa de trabajo
con despedidos de otras empresas. Por lo tanto, son pocas las
posibilidades de transferir gente a esa área.