La improvisación como política económica
La improvisación como política económica
Por Leo Anzalone, asesor económico.- Ambito
El Gobierno nacional transita sus horas más críticas, pero no por el supuesto oscurantismo de la oposición, sino por sus propias acciones y omisiones en materia de política económica.
Los ciudadanos de a pie sumergidos en la incertidumbre por los aumentos de las tarifas como luz y gas zozobran ante las subas que en algunos casos es de casi un 1300%. El gobierno de Macri parece errarle siempre para el mismo lado, al sector financiero y al energético. Anunciaron la salida del "cepo" y todavía se paga el costo de dicha decisión. Agosto, tras dos años y medio de gobierno, registró 319% de inflación, con un gran impacto en los servicios y los precios de la canasta básica.
Sólo en lo que va de 2018 la harina aumentó 84,62%, el pan, la acelga y
los huevos subieron 66,67%, los tomates y el pescado 50%, los fideos
37,5% y el kg de pollo 36,84%. La inflación es, sencillamente, una
licuadora en los bolsillos de la gente.Tras aquella medida, en la que se quiso diferenciar de años de los
muchos desequilibrios económicos del kirchnerismo, el macrismo empezó
una espiral de errores llamativos, cuya desembocadura es desempleo y una
profunda crisis económica y social.
La pereza intelectual de los
políticos tradicionales no piensa en un modelo de desarrollo para
nuestro país, este gobierno, por su parte, día a día realiza un homenaje
a la generación del '80, con la Argentina como "granero del mundo".
Macri,
a meses de asumir habló de "supermercado del mundo", términos más
acordes al Siglo XXI, pero que al igual que antes, la redistribución de
la riqueza es solo hacia los sectores concentrados de la economía y se
espera un "derrame" hacia los más vulnerables, en un intento de
legitimar la desigual distribución del ingreso que provocan las
políticas liberales a las que adscriben los economistas que apoyan al
Gobierno.
Supusieron que las lluvias iban a nutrir suficientemente
nuestro suelo para que haya tempestad de dólares, por eso habían
decidido bajar las retenciones a la soja, pero lo que hubo fue una
"tormenta" de deuda. Según el Observatorio de Deuda Externa, de
mantenerse en estos niveles, el ratio de deuda pública sobre el producto
Bruto Interno (PBI) puede alcanzar a finales de 2018 un "nivel
alarmante", superior al 111% del PBI. Omitiendo, claro, el mayor
problema histórico de nuestra economía, la bendita restricción externa,
la falta de dólares.
Así, mientras unos pocos hacían negocios con
LEBAC y dólares, (hasta agosto se habían fugado u$s20.027 millones,
según el BCRA), se ajustó con una devaluación del 110 por ciento, pero
"el mercado" les jugó una mala pasada y usufructuando sus
improvisaciones dispararon el valor del dólar a niveles muy que nadie
esperaba.
La histórica sensibilidad de Argentina a las devaluaciones
hace que esa herramienta, tan tentadora para los hacedores de política
económica, genere al instante pobreza. Desde Observatorio de la Deuda
Social Argentina de la UCA aseguraron que "la pobreza este año va a
estar arriba de 2014 y 2015".
El maldito pass through -impacto que
tiene en los precios una suba del tipo del cambio- hace su trabajo y
cada centavo de devaluación es un agujero en los bolsillos de aquellos
que, en muchos casos, ya no tenían para lo más básico. Citando
nuevamente el trabajo de la UCA, "la inseguridad alimentaria severa
alcanza al 4,3 por ciento, y la indigencia podría pasar a afectar a uno
de cada diez argentinos".
Mientras los dólares huyen con llamativa
facilidad, nuevamente improvisan y lanzan medidas de lo más ocurrentes,
como lo fue este impuesto a las exportaciones. A aquellos que cobran en
dólares, la retención se la hacen en pesos y cuanto más alto el tipo de
cambio, menos impacto de esa retención. Sin olvidar que usaron el mismo
canon para las gigantes agroexportadoras que para las PYMeS, las
verdaderas generadoras de empleo.
Después de esa sinfonía de
imprevisiones, el campo no liquida, presiona el tipo de cambio, el Banco
Central enceguecido, el dólar vuelve a dispararse y los precios
volverán a subir. Hay que recordar que una semana después del anuncio
del nuevo esquema de retenciones, la Bolsa de Comercio de Rosario
consignó que había bajado la venta de soja un 56% y que días antes del
anuncio, cuando todos sospechaban la medida, el volumen comercializado
de soja fuera de 3,13 millones de toneladas que versus los 2,47 millones
de julio.
Tras años de apoyar la reprimarización de la economía y a
varias corporaciones, alimentadas por supuestos antagonismos políticos,
que en el fondo son parte del problema, es hora de una política con
ideas, que repiense a la Argentina, que discuta un modelo productivo,
industrial, pujante, no dependiente de las lluvias o del "mundo", que
entienda que hay mucho por hacer porque la tradicional política de la
improvisación y los parches nos trajo hasta acá.