Nueva política del BCRA: la peor de las inconsistencias
Nueva política del BCRA: la peor de las inconsistencias
Por Pablo Challú Economista y Presidente del Consejo de Empresarios Nacionales
El Gobierno nos tiene acostumbrados a las inconsistencias en las políticas que pone en práctica: en un principio fueron las que existían entre las políticas fiscal, monetaria y de ingresos. Esas inconsistencias explicaron las peores performances de la economía nacional de los últimos años.
Aún siguen vigentes sobre todo en lo que respecta a la política de ingresos (que incluye a la de las tasas de interés), que perjudica al consumo e imposibilita la reactivación económica lo que, a la postre, impide el equilibrio fiscal.
Ahora, el Comité de Política Monetaria del BCRA ha decidido, en
principio con el apoyo del FMI, que utilizará reservas internacionales
para estabilizar el tipo de cambio creando así la peor de sus
inconsistencias internas y el peor de los problemas.
La actual
política del BCRA puede ser caracterizada como un combo, de crecimiento
nulo de la Base Monetaria, exorbitantes tasas de interés en pesos y un
volumen creciente de la deuda de cortísimo plazo (las Leliqs) que
alcanza valores similares a los de la Base Monetaria. Ahora a este combo
se le ha agregado la discrecionalidad en el manejo de las reservas para
estabilizar el tipo de cambio.
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Las
altísimas tasas de interés de las Leliqs no tienen mayor justificación
en términos de una adecuada política económica, pero el BCRA las emplea
para poder mantener el stock de las mismas a fin de no verse obligado a
rescatarlas emitiendo pesos ya que esto provocaría una hiperinflación.
Pero para los tenedores o demandantes de instrumentos en pesos, esas
tasas encuentran justificación al cubrir el riesgo de default, las de
una creciente inflación y las de una hiperdevaluación.
Ahora, el BCRA
ofrece a esos tenedores la posibilidad de mantener esos instrumentos
escapando al riesgo inflacionario y devaluatorio ya que, en algún
momento, podrían venderlos y cambiarlos por dólares cuya paridad estaría
garantizada por la política del BCRA. O sea, en la práctica, el BCRA
estaría transformando obligaciones en pesos por obligaciones en dólares
de altísima rentabilidad en una operación totalmente ruinosa para el
BCRA, la Tesorería y la economía nacional. Pero, además, al anunciarse
el uso de las reservas que respaldan al país en sus operaciones de
comercio exterior y que deben ser mantenidas para el pago de la deuda
externa que el propio Gobierno generó, se aumenta el riesgo de default
lo que implicará en el futuro mayores tasas de interés y mayor
estrangulamiento para la economía. Habría que advertir aquí al BCRA
que, en el contexto de las políticas que está desarrollando, corresponde
dejar flotar libremente el tipo de cambio, de lo contrario, estaríamos
en presencia de un combo de políticas perversas y con el peor de los
pronósticos.