Fobias inaceptables
Más en la unión que se anhela, lo primero que debe derribarse son los
pre-juicios culturales que insultan y las graves fobias sociales
existentes.
Todavía sufrimos culturas que nos desunen gravemente y
demuestran que un sector de nuestra país tiene rechazo a los pobres,
débiles, inmigrantes sin ca-pacidad adquisitiva y a tantos a los que se
consideran los últimos de la sociedad.
Afirmaciones recientes, como
“vienen de nuevo los choriplaneros”, “ensu-cian la plaza de Mayo”, “se
embarazan para cobrar los planes” y tantas otras, que en estos días se
han escuchado, nos obliga a repensarnos profundamente.
Hay en la Argentina subyacente un rechazo inaceptable a las manifestaciones políticas de los débiles y los marginados.
La historia nos trae recuerdos dolorosos en ese aspecto.
Cuando
en 1930, José Uriburu derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen y
estableció una dictadura militar, como lo recuerda la película “La
República Perdida”, (idea de Enrique Vanoli) exhibida en 1983, se
resalta que, según Manuel Galvez, que el día del golpe militar, una
señora dijo, que “Uriburu era superior a San Martín porque echó a
`canallas y chusmas´, en cambio San Martín había echado a españoles que
`eran personas decentes´”. Ya en ese momento, se mostraba ese rechazo a
quienes defendían los intereses de pueblo y no los intereses económicos
de unos pocos, en una cultura amante de lo europeo.
Luego, en la
Cámara de Diputados del Congreso Nacional, el 7 de agosto de 1947, el
diputado radical Ernesto Sammartino, se refirió a los simpatizantes del
peronismo, como si se tratara de un “aluvión zoológico” o sea una manada
de animales, cuando el movimiento justicialista defendía los derechos
de los trabajadores, el voto femenino y tantas otras reivindicaciones
necesarias para el pueblo.
La historia de los agravios continuó hasta
ahora, al punto tal, que en el gobierno presidido por Mauricio Macri,
el Ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat Gay tildó a los
simpatizantes de la Presidenta Cristina Fernández de Kirsch-ner como
“grasa militante”.
El rechazo a lo popular y no europeo, consciente y
subconsciente- quedó también evidenciado cuando el presidente Mauricio
Macri habló, en enero de 2018, en el Foro Mundial de Davos terminó
afirmando, que un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea es
“natural” porque “en Sudamérica todos somos descendientes de europeos”. O
sea, ignoró a los descendientes de los aborígenes, a los
afrodescendientes, a los asiáticos, a los latinoamericanos, etc.
Aún
más, la historia se repite cíclicamente con la misma lógica. Rechazo a
lo que se llama “chusma”, “aluvión zoológico”, “grasa militante” y el
ensalzamiento, de lo que la señora que rescata Galvez supone “los
decentes”, que consideró en su momento a los españoles, aunque ellos nos
sometían y explotaban como colonia. A estos últimos, y desde el mismo
lugar de pensamiento, el presidente Mauricio Macri, en Tucumán, con
motivo de la celebración del bicentenario de la independencia, en el año
2016, sostuvo, que nuestros patriotas “Deberían tener angustia de tomar
la decisión, querido rey, de separarse de España”. Resaltó una supuesta
angustia de dejar de ser españoles y dependientes de una monarquía.
Asimismo,
el ex-presidente Macri, en sus últimos discursos de la campaña
electoral, señalaba a los asistentes a sus actos diciendo “¿Dónde están
los colectivos que los trajeron?” y se jactaba que a sus seguidores no
había que traerlos en ómnibus y darles una merienda. Inaceptable, ese
criterio antidemocrático encierra a los más débiles o pobres, a los que
no se les permite participar de los actos de la democracia, ya que si no
se los transporta, no tendrían como asistir y no es ningún
condicionamiento que se los lleve, por el contrario, les permite
participar y escuchar las propuestas políticas y los integra al proceso
democrático.
A Braian Gallo, un muchacho que vive en Moreno y que
fue presidente de mesa en las últimas elecciones, le sacaron una foto y
con particular prejuicio por su aspecto, lo tildaran de “pibe chorro”, y
se decía “si votas en Moreno no lleves cosas de valor”. Pues el
presidente Alberto Fernández, al otro día, de manera ejemplar,
acompañado por Braian, se vistió como él, demostrando el nuevo espíri-tu
que baña la Argentina que queremos.
No hay posibilidad de hacer un
Contrato Social Fraterno y Solidario sin superar las fobias elitistas
existentes. Debemos ocuparnos del hambriento, el desposeído, los
jubilados y los débiles del sistema. Esto último nos ennoblecerá como
comunidad y permitirá salir adelante juntos, porque la patria somos
todes. Pero hay que dejar en claro, que se buscan superar desencuentros
sin odios, ni rencores, pero el rumbo no se negocia.
Miguel Julio Rodríguez Villafañe
Abogado constitucionalista y
Periodista columnista de opinión