La doble vara de FOPEA
Aquellos que trabajan en los medios a los que el macrismo premió con jugosas porciones de publicidad, hoy aparecen para criticar, que en el Poder Ejecutivo se hayan alivianado los restrictivos criterios aplicados en esa época, como forma de limitar a que solo unos pocos pudieran recibir publicidad oficial. Siguiendo con esa servil actitud, terminan la nota pidiendo que el Estado no se olvide de las empresas en las que ellos trabajan, empresas que no dudaron en salir a pegarle al gobierno cuando insinuó que los empresarios que más habían ganado en el pasado, en esta etapa quizá debieran pasar a ganar un poco menos, en solidaridad con los muchos que están poniendo el cuerpo en la emergencia.
Parece que la pandemia del coronavirus tiene a mal traer a la economía,
pero por algún milagroso efecto revitaliza a algunas organizaciones que
hace rato venían calladitas. No tiene vergüenza FOPEA que sale ahora a
querer marcarle la cancha a Alberto Fernández cuando bien que estuvo
callada durante todo el macrismo.Prueba de ello es que no se la escuchó decir nada cuando Hernán Lombardi
la emprendió a telegrama limpio, para debilitar a la Agencia Télam,
despidiendo más de 350 personas. Tampoco cuando, disfrazados de retiros
voluntarios y jubilaciones anticipadas en Radio Nacional y la TV
Pública, vaciaron buena parte de su activo, el personal de mayor
experiencia y capacidad. Las consecuencias fueron visibles, la caída de
audiencia de ambos medios y la paralización de la agencia oficial.
Nada
dijeron tampoco cuando el desmanejo de la economía que Macri llevó
adelante y los dibujos para la distribución de la pauta oficial de
Marcos Peña y Jorge Sigal tuvieron consecuencias gravísimas en el
sistema de medios, se calculan unos 3.700 despidos de trabajadores de la
comunicación en ese período. Y FOPEA en silencio.
Hace tiempo que
no tenemos un gobierno que informe con tanta sincronización, con
regularidad, con precisión y evitando adjetivar. Poniendo a la
información en el centro del dispositivo, sin espectacularidades
demagógicas. Y hace tiempo que no hay tantas oportunidades para que la
prensa juegue seriamente el papel que ellos autodenominan "cuarto
poder". Pero justo cuando tienen esa oportunidad en lugar de
concentrarse en lo importante, ser nexo y polea de transmisión entre los
hechos y la ciudadanía, vuelven a la carga buscando que regresen los
privilegios de los más grandes del mercado.