Vacunarse contra las fake news Por el Dr. Rodriguez Villafañe
En este momento de la historia de la humanidad existe una cultura que quiere que se le presente la información de manera rápida, breve, de fácil comprensión y entretenida, que apele principalmente a las sensaciones y los sentimientos por sobre la razón y resulta mejor si tiene más imágenes que texto. Tampoco se destaca necesariamente lo bueno o el accionar debido, a eso no se lo considera noticiable. La notica se trabaja sobre lo irregular. En este aspecto, el proceder valioso de tantas personas pasa inadvertido y no valorado adecuadamente.
Ello, cuanto más grave, si tenemos presente que la realidad que se
conoce es la que los medios de difusión o algunas redes sociales
muestran, por lo que pareciera que no existen actitudes positivas,
mientras que las hay y muchas, en los diversos ámbitos de la sociedad,
tanto públicos como privados. En definitiva, la sensación que queda es
que todo es malo, al no mostrarse en la misma proporción lo valioso.
Esto último se ha potenciado en una perspectiva negativa que se da
respecto de lo que implica la vida en Democracia.
A su vez, se ha
comprobado, que en las redes sociales las personas valoran y confían más
en quién le envió la información, con independencia del autor de la
misma, aunque el remitente no haya chequeado la noticia en su veracidad.
Todo lo cual configura el caldo de cultivo ideal para que fructifiquen
eficazmente, se difundan y vuelvan virales las noticias falsas, rumores
tóxicos, posverdades o mentiras emotivas (“fake news”).
Verdades, mentiras y sensaciones
La “verdad” queda subordinada a sentimientos y emociones y hay que significar, que no siempre gusta la verdad.
Así,
se ha comprobado que las falsedades en Twitter, tienen un 70 % más
posibilidades de ser compartidas que las informaciones verídicas.
Hay
que agregar, que existe un accionar casi instintivo y propio de la
cultura que se vive, por el cual se busca compartir lo que se recibe de
manera veloz, llevados por el título o el copete de la noticia, sin
haber leído y meditado el contenido. A lo que se suma que, además,
parece que el enojo de lo que se considera negativo motiva mucho más los
reenvíos.
El momento y las lógicas de la Era Digital también
permiten situaciones casi desde un absurdo mentiroso. Al respecto, baste
referir que hay personas, como “los terraplanistas”, que creen que la
Tierra no es una esfera achatada por los polos, sino un disco;
consideran que la Tierra es plana. No es necesariamente analfabetismo,
porque muchos de los que predican dicha afirmación, estudiaron el
Sistema Solar y sus planetas, pero en los últimos años han decidido que
todo eso es una gigantesca manipulación, incentivados por grupos en
redes sociales que se retroalimentan entre sí en dichas creencias
infundadas.
Desde esas realidades y sentimientos se fundan las
noticias falsas, maliciosas o manipuladas que potencian las emociones
positivas o negativas, sembradas adrede y aumentadas por las dinámicas
de velocidad de Internet y demás tecnologías asociadas para
diseminarlas. Ello agravado en su influencia distributiva de la
información con la utilización, por ejemplo, entre otros métodos, por
los trolls, que pueden crear o difundir mensajes falsos en Internet, con
contenidos diferentes como mentiras difíciles de detectar, cuya
intención es provocar confusión y sentimientos encontrados en los demás,
generando discusiones inconducentes, irresponsables e interminables.
Mentiras secuenciales de Carrió
A
lo dicho, hay que agregar, que muchas mentiras se presentan con una
estrategia secuencial, en virtud de la cual, cuando se la descubre el
juicio crítico no se exige, porque dicho tema ya no es noticia, y se
pasó a otra mentira y así, sucesivamente.
Baste como ejemplo, las
actitudes de Elisa Carrió, que sostuvo respecto de la vacuna Sputnik V, a
fines del año 2020, entre otras cosas, que la vacuna era "una gran
estafa nacional" y que resultaba “un negocio entre Cristina Fernández de
Kirchner y los rusos”. Esas afirmaciones las remató con una denuncia
penal contra el Presidente de la Nación Alberto Fernández y su ministro
de salud por envenenamiento de aplicarse dicha vacuna, defraudación a la
administración pública e incumplimiento de los deberes de funcionario
público. La misma dirigente, después y sin arrepentimiento, y con apoyo
mediático, luego de haberse demostrado que la referida vacuna ha sido la
más efectiva contra el Codiv19, afirmó, que ella no produjo ningún
daño, ya que lo que quiso decir es que su oposición a la vacuna rusa se
justificaba, "para defender la democracia en el mundo", en contra el
presidente Vladímir Putin a quién considera un dictador. En su momento,
también hizo un alegato diciendo que “no se pongan ninguna vacuna que no
venga de un país democrático”, por lo que, no se debería usar la vacuna
China Sinopharm que se ha aplicado en Argentina. Todo lo dicho
confundió gravemente a la población en el tema. Posteriormente Carrió,
después de tantas mentiras y trabas inaceptables difundidas por todos
los medios de difusión, sin pudor calificó la campaña de vacunación
contra el coronavirus como un "fracaso" del Ejecutivo nacional, dado que
aseguró que se cometió un "error garrafal", porque "cada muerto que
existe hoy en la Argentina es por falta de vacunas", o sea, por un lado
ella culpabilizaba al gobierno de envenenar a la población por vacunar
con la Sputnik V, decía que no podía comprarse vacunas Chinas por no ser
un país democrático y ahora responsabiliza al gobierno de las muertes
de las personas por no haber sido vacunadas. Una cantidad de mentiras
secuenciadas apoyadas por la prensa hegemónica, que no ayuda a
desarrollar un juicio crítico adecuado y, sin embargo, no se ha dado un
repudio explícito al accionar de Elisa Carrió. Ahora, ella sale, como si
fuera una inocente dirigente que trae la paz al país en la
problemática, diciendo que no hay que politizar el tema.
El Papa
Francisco sostuvo que difundir noticias falsas es como producir
excrementos e invitar a consumirlos y algo peor, es que buscan,
acostumbrarnos a consumirlos. El Papa comparó difundir noticias falsas
como producir excrementos e invitar a consumirlos y algo peor, buscar a
acostumbrarnos a dicho consumo. Así, se potencia la frase del ministro
de propaganda de Hitler Joseph Goebbels, que decía "Miente, miente,
miente, que algo quedará” y ahora se puede agregar también, “miénteme,
que además me gusta”.
Resulta fundamental entonces, un periodismo
crítico y responsable que no sea órgano reproductor de mentiras y una
sociedad con criterios necesarios en contra de dirigentes que envenena
el espíritu del país usando mentiras que deben ser repudiadas moral y
políticamente. Vacunémonos entonces, en contra de las mentiras (“fake
news”) y de sus generadores.
Miguel Julio RODRÍGUEZ VILLAFAÑE
Abogado Constitucionalista – Periodista de Opinión