Bullrich enfurecida por los desaguisados de Milman
La presidenta del PRO acusa al gobierno porteño de las filtraciones sobre los contratos de su mano derecha. Por Werner Pertot. Gerardo Milman viene dando tan pocas explicaciones dentro de su espacio político como en público. Juntos por el Cambio lo defendió en bloque cuando la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner pidió que se lo investigue en la causa por el intento de asesinato que sufrió. En cambio, cuando empezaron a aparecer evidencias de la utilización de asesoras modelos con poco currículum en el área contratada o "se filtraron" discusiones acaloradas que tuvo con agentes de tránsito de la Ciudad, ese respaldo pasó a un silencio absoluto. Según pudo saber este diario, Patricia Bullrich está enfurecida con Milman por presentarle un flanco al larretismo para que lo critiquen.
La presidenta del PRO ve la mano de Larreta detrás de algunas de las
filtraciones, sobre todo las que tienen que ver con un incidente con un
auto en el que intervinieron agentes porteños. Hace años, Bullrich
aseguró que le hicieron "una cama" similar cuando le hicieron un control
de alcoholemia y difundieron que conducía después de haber tomado unos
cuantos vinos.
Cuando en la causa del atentado un testigo dijo haber
escuchado a Milman hablar del intento de asesinato antes de que
ocurriera y la vicepresidenta cuestionó que no se lo investigara, ahí no
hubo grietas en Juntos por el Cambio. Su mesa nacional emitió un
comunicado que, entre otras cosas, dice que está "haciendo
elucubraciones ridículas sobre diputados nacionales Gerardo Milman y
Francisco Sánchez". "Como ya es costumbre por parte del kirchnerismo,
montan relatos infundados para atacar a miembros de la oposición",
continuaba. No era un comunicado que se dedicara a desmentir hechos
concretos (en la causa está probado que el testigo estuvo en donde decía
estar y también Milman y sus dos asesoras), sino a calificar todo de un
disparate.
No obstante, la actitud comenzó a virar cuando comenzaron
a salir otras cosas a la luz, en base a esa primera acusación. La
primera es que Milman, cuando estuvo en funciones en el ministerio con
Bullrich, designó a una exmiss Argentina 2012, como directora de la
Escuela de Inteligencia Criminal, sin antecedentes de peso que la
respaldaran para ocupar ese puesto. Y también que a la hermana de esa
mujer la puso a administrar fondos de la Dirección de Inteligencia
Criminal. A ambas se las llevó al Congreso luego.
Milman, por lo que
pudo saber este diario, no dio demasiadas explicaciones en el bloque por
estas contrataciones. En el último escrito que presentaron en la causa,
los abogados de la vicepresidenta señalan, en cambio, otro
comportamiento: "Hemos tomado conocimiento de que (...) Milman solicitó
al personal de recursos humanos de la Cámara de Diputados que diese de
baja contratos de algunos de sus asesores. Esto es, otra vez, altamente
sospechoso. ¿Por qué Milman no quería que se sepa quiénes trabajaban
para él? Nos resulta especialmente preocupante el caso de Fernando Daga,
que sería el socio de Gómez Mónaco en su empresa, un centro de estética
y belleza corporal en el habrían invertido millones. ¿Por qué Milman no
quiere que se sepa quién es esa persona? ¿Por qué, si manejaba las
sumas de dinero que parece manejar tenía un contrato de asesor en el
Congreso?".
A esto se sumó un nuevo episodio en el que una mujer de
tres apellidos manejaba un auto sport con un registro apócrifo, sin
cédula verde ni azul. Fue detenida en un control de tránsito del
Gobierno porteño en Palermo a las 2.10 de la mañana. Cuando le estaban
por secuestrar el auto, según informó este diario, apareció Milman y
sostuvo que era su esposa y que el auto era suyo. Ninguna de las dos
cosas resultó ser cierta: el coche figura a nombre de Metalúrgica Oliva
Hermanos S.A., una empresa proveedora de material de seguridad
-blindajes-, con contratos con el Estado. La mujer no es su esposa. La
escena incluyó un ida y vuelta muy agresivo con los agentes de tránsito
porteños e incluyo una denuncia penal que inició Milman y que fue
desestimada.
Todo esto, protagonizado por la mano derecha de
Bullrich, algo que claramente no la hace quedar muy bien. Una cosa son
las boutade de la exministra de Seguridad, como decirle al jefe de
Gabinete de Larreta que le va a romper la cara, que terminan siendo
capitalizadas hacia su electorado. Otra cosa, para la presidenta del
PRO, son los manejos poco claros con dinero del Congreso. "Ella tiene
mucho cuidado con esas cosas. Está muy enojada", dicen en su entorno.
Más la enoja el silencio en el que se sumió Milman. Ya saben que el
hecho del auto ocurrió efectivamente (aunque difieren en cómo se dieron
las cosas) y los manejos de asesoras ya llevan el rótulo de
"desprolijidades que ya bordean el descontrol".
"A nadie le interesa
meterse en la vida privada de otras personas, pero estas cosas no
deberían ocurrir. Ya son un descontrol", advierten desde el propio
espacio de Milman, en donde ven que detrás de varias de las denuncias
(en especial, la del auto) puede estar la mano de Larreta. "Patricia
sospecha que esto vino de CABA", indican. "Hay información que solo la
tienen ellos", insisten.