Ley ómnibus: conflictos en puerta
Ley ómnibus: la marcha atrás del Gobierno, los avances con la oposición y los conflictos en puerta. Tras eliminar el capítulo fiscal, el oficialismo asegura que logrará aprobar el proyecto en Diputados. El respaldo de los gobernadores, los cuestionamientos a las facultades delegadas y los puntos que faltan definir. Por Sebastián Cazón. El recorrido de la ley ómnibus en el Congreso fue mucho más complejo que el imaginado por Javier Milei hace un mes. El proyecto quedó empantanado en medio de las diferencias con los bloques aliados y la furia de los gobernadores por las constantes amenazas de la Casa Rosada. Ante un escenario de extrema tensión, intervino la voz de mando de “El Jefe”. Karina Milei se puso al frente de las negociaciones parlamentarias para hacerse cargo del momento de mayor conflicto político del Gobierno.
. La secretaria general de la Presidencia, el viernes al mediodía, se
subió a su camioneta negra y fue directo al despacho del presidente de
la Cámara de Diputados, Martín Menem, para analizar el estado de
situación. Tras un encuentro reservado de dos horas, asumió el delicado
panorama oficialista y convenció a su hermano de que la marcha atrás era
inevitable. Contrariado, el ministro de Economía, Luis Caputo, tuvo que
anunciar la eliminación del capítulo fiscal. Los gobernadores aliados
celebraron la medida, aunque siguen cuestionando la falta de diálogo. En
el oficialismo aseguran que el retroceso permitirá avanzar el próximo
martes con la media sanción. Desde la oposición afirman que todavía no
hay nada cerrado y observan con particular atención el alcance de las
facultades delegadas.
“Era un tema menor dentro de la ley, pero
generaba toda una serie de discusiones”, expresó el ministro del
interior, Guillermo Francos, sobre las postergadas medidas para reducir
el déficit fiscal. El postulado contradice el apocalíptico panorama que
Caputo explica puertas adentro y afuera. “El compromiso de llegar al
déficit cero no va a cambiar, se apruebe o no la ley”, repite el
ministro en un claro mensaje a los mercados. Lo cierto es que en el
Gobierno ven con extrema preocupación que un revés legislativo
desemboque en una falta de credibilidad respecto a la viabilidad del
programa de ajuste. “No estoy dispuesto a negociar nada”, decía Milei
horas antes de que los gobernadores le tuerzan el brazo. Sumergido en
una total intransigencia, el libertario necesitó escuchar de boca de su
hermana –su persona de máxima confianza– que una derrota parcial ante
los mandatarios provinciales era mejor que un golpe de knockout en el
recinto del Congreso. Procesado el retroceso, confían en que ahora
tendrán un resultado favorable en Diputado. "No se entendería que no
aprueben la Ley Bases. El que no acompaña ya está poniendo palos en la
rueda", advirtió Francos.
“Nuestra intención es tratar la ley
cuanto antes”, indicó ayer Martín Menem. El objetivo del oficialismo es
discutirla el próximo martes en el recinto de la Cámara baja e,
inmediatamente, comenzar el debate en el Senado. El proyecto diezmado no
incluirá el blanqueo de capitales, la moratoria impositiva, el adelanto
de Bienes Personales, la ley de Ganancias, el aumento de las
retenciones y el cambio de la fórmula jubilatoria. Incorporadas las
demandas de los gobernadores, en Casa Rosada esperan no tener
sobresaltos. Los mandatarios provinciales dejaron atrás la amenaza
presidencial de “dejarlos sin un peso”, y valoraron la marcha atrás.
“Celebro la decisión. Estamos a disposición para un diálogo franco y
llegar a acuerdos que reflejen sensatez y que construyan a largo plazo”,
afirmó el chubutense Ignacio Torres. “Estamos de acuerdo con el norte
que marcó el Presidente y vamos a apoyar las herramientas que necesite
para poder llevar adelante el ordenamiento del país”, sumó el
entrerriano Rogelio Frigerio. “Es correcto lo que se anunció. Nos va a
permitir trabajar juntos en equilibrar las cuentas”, completó el
santafesino Maximiliano Pullaro desde el festival de Cosquín.
Tras
los mensajes individuales, la liga de los gobernadores de Juntos por
Cambio realizó un encuentro virtual para discutir una postura unificada.
Si bien no hubo una definición concreta, coincidieron en destacar los
anuncios y cuestionar la falta de comunicación con el Gobierno.
Los superpoderes
Despejada
la polémica en materia fiscal, la clave del debate por estas horas es
el alcance de las facultades delegadas. “Es una trampa”, señala el
presidente del bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez. “Todo a
lo que supuestamente renuncia (Milei), lo puede hacer luego con esas
mismas facultades delegadas”, agrega. La diputada del GEN Margarita
Stolbizer sostiene lo mismo: “Van a terminar sacando todas estas cosas
por decreto”. Muchos diputados del radicalismo y Hacemos Coalición
Federal consideran que el retroceso del Gobierno tapa el artículo más
grave del texto que es el que le otorga “superpoderes”. El proyecto
original faculta al Ejecutivo para poder legislar en materia económica,
financiera, fiscal, previsional, de seguridad, defensa, tarifaria,
energética, sanitaria, administrativa y social hasta el 31 de diciembre
de 2024, con la posibilidad de prorrogarlo por otro año con aprobación
del Congreso.
El rechazo en los bloques aliados es amplio, aunque
mantienen distintas posturas. La Coalición Cívica, que integra el
espacio liderado por Miguel Ángel Pichetto, plantea una posición más
dura, de eliminación total, mientras que la UCR y HCF está dispuesta a
acompañar, pero limitando la cantidad de emergencias y la capacidad de
acción presidencial. “Planteamos acotarla a los temas económicos,
fiscales y administrativos para darle herramientas de reforma del
estado”, señaló Stolbizer. En el mismo sentido, se manifestó Martín
Llaryora: “Hay que delegar facultades para tener rapidez en la decisión,
pero son demasiadas las que se han pedido”. El gobernador cordobés puso
el foco en ese punto, aunque dio a entender que los diputados de su
provincia acompañarán el proyecto en general. "La próxima semana es
bisagra, hay que tener ley. Hay que sacarla", sentenció Llaryora y se
comprometió a “trabajar personalmente” con los legisladores para llegar a
un acuerdo.
Entre los puntos que aún no están definidos, quedan
discutir las modificaciones a la ley de Pesca y los regímenes de
Hidrocarburos y Biocombustibles. En las conferencia de prensa, Caputo no
aclaró si forman parte o no del capítulo fiscal. También sigue el
debate por la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la
ANSES. La exigencia de los gobernadores es que antes de traspasarlo al
Tesoro Nacional sea utilizado para pagar las deudas existentes con las
cajas provinciales. Respecto a las privatizaciones, si bien se sacó YPF
de la nómina, aún no hay acuerdo sobre qué mecanismo se utilizará para
que el Congreso las apruebe. Son muchos temas sobre la mesa.
Menos ingresos, menos gastos
Más
allá de los acercamientos coyunturales, la tensión con los gobernadores
continuará. La promesa presidencial de dejar a las provincias sin
recursos hasta “asfixiarlas” es una realidad concreta. El Gobierno no va
a ceder en su mirada fiscalista, más bien todo lo contrario. Tras el
despido de Guillermo Ferraro, Caputo quedará a cargo de Infraestructura;
un área clave para los mandatarios locales porque concentra, entre
otras cosas, Obras Públicas y Transporte. Así, los futuros conflictos
están en puerta. El ministro ya advirtió que si no se aprobaban las
reformas económicas “todas las partidas provinciales se recortarían
inmediatamente”. El que avisa, no traiciona.