Desocupación consistente con la inconsistencia de la politica economica
Desocupación consistente con la inconsistencia de la política económica
Lic. Guillermo Moreno*
Dr. Claudio Comari*
Lic. Norberto Itzcovich*
Especial BAE Negocios
En la Capital Federal, el distrito más rico del país, la desocupación roza el 17% para la zona más empobrecida. La destrucción de empleos y el aumento del desempleo no son homogéneas y afectan con mayor intensidad a quienes menos tienen.
Los recientes datos publicados por la Dirección General de Estadística y Censos (DGEyC) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) presentan con nitidez las consecuencias que se derivan sobre el mercado de trabajo, de un esquema económico que no logra incrementar su capacidad de producción de bienes y servicios cobrando especial entidad por tratarse del distrito más rico del país.
La segmentación socioespacial de la información permite una mejor
comprensión de la dinámica de la fuerza laboral que la que ofrece el
último comunicado del INDEC, a la vez que elude las confusiones que
pudiera inducir el aparente descenso de la desocupación que informa el
ente nacional, basado en la disminución (absoluta y relativa) de la
población económicamente activa (PEA), es decir de las personas que
trabajan o buscan ocupación.
Según el ente estadístico
jurisdiccional, la desocupación alcanzó en la CABA, durante el segundo
trimestre del presente año, al 10,5% de la PEA; ello quiere decir que
más de 178.000 personas que están disponibles para trabajar y buscan
activamente hacerlo, no lo consiguen.
A ello se le suma que el
9,2% de la PEA revista en la categoría de la subocupación es decir que
hay unas 157.000 personas que, si bien han trabajado en el período de
referencia y están disponibles y dispuestos a trabajar más horas, lo
hacen con una carga horaria insuficiente.
No nos detendremos en
las dramáticas consecuencias sociales y familiares que representa la
falta de trabajo, no por irrelevante sino por obvio: en la Argentina
actual, es un problema de crucial importancia dado que, en los agregados
de ingresos de los hogares, sólo un 25% no es explicado por fuentes
laborales. Por lo tanto, si el mercado de trabajo sufre deterioros, el
impacto en el bienestar de las familias es de significación. Sin
embargo, en este artículo más bien nos interesa reflexionar sobre las
implicancias de los déficits del mercado de trabajo en términos del
funcionamiento económico.
Las estadísticas de la fuerza de
trabajo tienen como objetivo principal el monitoreo del comportamiento
de uno de los factores de la producción: el del trabajo humano
disponible para ser aplicado a la realización de bienes y servicios
destinados al mercado (frontera estricta de la producción 1 definida por
el Sistema de Cuentas Nacionales de Naciones Unidas). De modo que, en
primera instancia, los volúmenes de las tasas de desocupación y
subocupación describen de manera directa las magnitudes de la
subutilización (total y parcial respectivamente) de uno de los factores
en una economía dada.
La simple sumatoria de las tasas de
desocupación y subocupación indica que el 19,7% de la fuerza laboral
disponible no está siendo aplicada, es decir que una quinta parte del
potencial del factor productivo no se realiza.
Evolución reciente
La
tasa de desocupación en la CABA recientemente conocida, no sólo es
preocupante en términos de la magnitud que manifiesta sino también en
cuanto a su relación con los valores históricos. En efecto se trata del
valor más alto que el indicador adquirió durante la serie (2013-2017),
que replica el alcanzado durante el segundo trimestre del año anterior.
Si bien se reconoce la influencia de motivos estacionales, la dinámica
de la desocupación se evidencia en una tendencia creciente desde la
asunción del actual gobierno, ya que la tasa se incrementó desde el 6,8%
de fin de 2015 al 10,5% actual.
El descenso de casi 2% de la
tasa de empleo (proporción de personas ocupadas sobre la población
total) entre el cuarto trimestre de 2015 y el segundo de 2017, nos
permite inferir que la economía no solamente no está absorbiendo la
nueva oferta laboral proveniente del crecimiento vegetativo poblacional,
sino que simultáneamente atraviesa un proceso de destrucción neta de
empleos: la dirección de estadísticas de la CABA informa que la cantidad
de personas ocupadas descendió en 55.000, pasando de 1.579.000 en el
cuarto trimestre de 2015 a 1.524.000 en el segundo trimestre de 2017.
De
manera que la utilización de la fuerza de trabajo decrece en términos
relativos (tasas) y también absolutos (cantidad de personas).
Heterogeneidad
El
interesante reporte de la DGEyC, también muestra una marcada
desigualdad de los indicadores, cuando se desagregan según la
distribución geográfica en la Capital Federal. La regionalización de la
ciudad en tres grandes espacios, ampliamente correlacionados con la
estratificación socioeconómica, muestra que los déficits del mercado de
trabajo son más profundos en la zona sur que en las zonas central y
norte.
En las comunas pertenecientes a la llamada zona sur,
caracterizada por el predominio de residentes de los sectores bajos y
medios bajos, la tasa de desocupación alcanza al 16,9% de la PEA. Ese
mismo indicador es del 9% en la zona centro, con alta concentración de
sectores medios y del 7% en la zona norte, donde residen típicamente los
hogares de mayor poder adquisitivo.
La asociación entre los
ingresos y la calidad de la inserción laboral es conocida en extenso.
Las remuneraciones tienden a ser menores cuanto mayor es la incidencia
de la baja calificación de las tareas, la insuficiencia de carga horaria
y la informalidad de las relaciones laborales.
De allí se deduce
que los sectores de actividad económica de menores niveles de
calificación, formalización y estabilidad sufren con más intensidad las
consecuencias de la inconsistencia de la política económica que
caracteriza la coyuntura.
Ello se correlaciona con los
indicadores de consumo, que presentan dinámicas contrapuestas conforme
la segmentación socioeconómica: sostenido en el caso de sectores altos y
medios altos y hacia la disminución en los sectores de ingresos medios y
bajos.
La distribución socioeconómica y territorial de los
indicadores de la fuerza de trabajo de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, nos lleva también a inferencias sobre las grandes aglomeraciones
urbanas del país, ya que las características poblacionales de la zona
sur de la CABA son similares a las de los conurbanos de las mayores
capitales. Es decir que la heterogeneidad evidenciada en la ciudad
capital del país presumiblemente se replica en todas las grandes
capitales y localidades colindantes, con tasas de desocupación que entre
los sectores de ingresos bajos y medios bajos más que duplican a las
observadas en los sectores medios y altos.
La situación de la fuerza laboral resulta por demás coherente con el marco general del desempeño de la economía.
La
inconsistencia de las actuales políticas fiscales, monetarias y
financieras (ámbito de las finanzas ampliadas), establecen un límite
insalvable para la superación de las deficiencias que presenta el
mercado de trabajo.
1 Las estadísticas de la fuerza de
trabajo se realizan en relación a las actividades comprendidas dentro de
la frontera de la producción en el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN),
que es más restringida que la frontera general de la producción. La
frontera estricta de producción excluye las actividades que realizan los
hogares en la producción de servicios para su propio uso, excepto los
servicios de viviendas ocupadas por sus propietarios y los servicios
producidos empleando personal de servicio doméstico remunerado.
*MM y Asociados