Ataque a Siria
SIRIA: LO QUE ESTA VERDADERAMENTE EN JUEGOPor Gabriel Fernández*
La importante victoria de Siria, respaldada por Irán, Rusia e indirectamente China sobre el intento de desmembramiento a través del ISIS, y el previo freno a las grandes potencias occidentales que pretendían una invasión regular, con la voz del Papa como estandarte, fastidió el intento del esquema financiero y armamentístico de quebrar esa coalición y avanzar sobre ese punto estratégico.El suprapoder norteamericano ha inventado un supuesto ataque del gobierno constitucional de Bashar Al Assad con armas químicas sobre población civil. La importante victoria de Siria, respaldada por Irán, Rusia e indirectamente China sobre el intento de desmembramiento a través del ISIS, y el previo freno a las grandes potencias occidentales que pretendían una invasión regular, con la voz del Papa como estandarte, fastidió el intento del esquema financiero y armamentístico de quebrar esa coalición y avanzar sobre ese punto estratégico.
Estamos ante un condicionamiento fuerte sobre el gobierno norteamericano
para que imponga una agresión contra Siria. Asimismo, se pretende
lograr un alejamiento entre Estados Unidos y Rusia, que derivaría en el
debilitamiento de la gestión de Donald Trump puertas adentro. El
problema es que la pretensión del actual presidente de cerrar compuertas
y buscar el crecimiento sin intervenciones externas venía dando
resultados, si no espectaculares, al menos interesantes. La idea es
sacarse de encima a las autoridades electas antes que puedan ofrecer
niveles de recuperación económica que fortalezcan su continuidad.
Los
bombardeos de los Estados Unidos sobre Siria, con respaldo de Gran
Bretaña y Francia, tienen dos perspectivas: un ataque total que muestre
el disciplinamiento de Trump al suprapoder –una opción que siempre
barajamos como posible- o un acuerdo con Rusia para plantar ataques que
tengan repercusión mediática pero no damnifiquen la continuidad de Al
Assad ni los acuerdos con Vladimir Putin. En ambos casos la situación de
Trump es difícil. Lo que en realidad está en juego es el control de los
Estados Unidos. En cualquier caso, el presidente busca ganar tiempo
ante las impresionantes maniobras internacionales para imponer un
proyecto económico productivo que le brinde aire y permanencia.
Lo
curioso es que una victoria del suprapoder implicaría una guerra mundial
integral que dañaría a toda la humanidad pero, además, llevaría a la
casi desaparición de los Estados Unidos. De persistir la intención del
mandatario de cerrar puertas y fingir poder a través de gritos y
gesticulaciones, es posible que en su decadencia, la potencia del Norte
pueda llegar a constituirse en una gran nación. En ambos casos, ya no
será El Imperio. Bombas más o menos, los indicadores de desarrollo del
PBI comparados entre EEUU, Rusia y China son elocuentes e inocultables.
Gabriel Fernández / La Señal Medios