Reflexiones sobre el modelo de desarrollo argentino
Reflexiones sobre el modelo de desarrollo argentino
por Lic. Guillermo Moreno* por Dr. Claudio Comari* por Lic. Norberto Itzcovich*
El ciclo económico de la alianza Cambiemos transita un sendero que no tiene destino ni retorno.
De aquí en más, es importante que su oportuno reemplazo se lleve a cabo de forma incruenta, minimizando riesgos para el conjunto de la población.
Las secuelas negativas del experimento en curso son severas para la economía nacional en su totalidad y, de no operarse en contrario, el daño, en el discurrir de los acontecimientos, se irá profundizando.
En este marco, se imponen los siguientes desafíos:
en lo inmediato, establecer los mecanismos de transición que reviertan el deterioro y,
en el mediano plazo, delinear e implementar un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS).
La hora de la oferta
Los
ciclos económicos de desarrollo (crecimiento con distribución) que
experimentó la Argentina en las últimas décadas, asentaron su dinámica,
centralmente, en la variable consumo, dado que una importante ociosidad
de los factores productivos era su punto de partida.
Sin embargo,
a medida que éstos iban siendo utilizados, se suscitaba una creciente
tensión de precios en aquellos sectores que más rápido alcanzaban el
límite de su capacidad instalada (inflación de demanda).
A su
vez, dado que el crecimiento del PIB provoca un incremento más que
proporcional en las importaciones, el deterioro de la balanza comercial
que ello conlleva tiende a impactar al alza en las expectativas de
devaluación y, por consiguiente, en la tasa de interés (inflación de
costos).
Así como el año 1952 fue un claro ejemplo de lo ut supra
señalado, una vez más, como a lo largo de la historia, resurge a partir
de 2012 el clásico problema, aunque esta vez agudizado por la singular
característica de bimonetarismo que ha adquirido nuestra economía.
Para
las etapas reconstructivas que necesariamente sucederán al fracasado
esquema actual, los estímulos de la demanda serán los pasos iniciales
para emprender la recuperación.
Pero de manera sistémica y
concomitante, la economía deberá incrementar significativamente sus
capacidades productivas y, a partir del set de precios relativos,
acelerar la dinámica inversora que aumente la oferta de bienes y
servicios en forma sostenida, y de esta manera superar las recurrentes
restricciones mencionadas.
Por lo tanto, el Modelo de Desarrollo
para la Argentina, con los necesarios requisitos que lo hagan permanente
y sustentable, deberá orientarse, esta vez, a la producción.
Poder adquisitivo popular y rentabilidad empresaria: al alza y en simultáneo
Existe
una propensión, en algunos empresarios, a pensar que la disminución
proporcional de los sueldos y salarios permite incrementar su tasa de
ganancia.
Este razonamiento se da de bruces con las directrices
del capitalismo moderno, que tienden a la protección y el
fortalecimiento de los mercados internos (a partir de mejorar el poder
adquisitivo de los ingresos populares-IP1), los cuales se constituyen en
los elementos iniciales de las condiciones endógenas de desarrollo.
La
manera de encontrar una solución a esta falsa dicotomía (sueldos y
salarios vs. tasa de ganancia) es la apropiación, por parte del conjunto
de la sociedad, de las rentas extraordinarias. Estas, como definimos en
BAE Negocios, 29-01-2018, "Cómo seguimos", están constituidas por
"aquellos beneficios redundantes, que se generan en el mercado,
independientemente del trabajo humano, y se obtienen a partir de ejercer
la exclusividad de la explotación de algún recurso natural. Esa
característica, en Argentina, la cumplen algunas tierras y la energía
fósil, constituyéndose, en consecuencia, en los vectores de
competitividad de nuestra economía".
Para maximizar el
aprovechamiento de esos dos vectores de competitividad, se deben
utilizar las políticas regulatorias pertinentes.
En consecuencia:
Por el lado de la demanda, los precios justos y equitativos para los
alimentos, permitirán recomponer el poder adquisitivo2 del IP,
impactando favorablemente en el crecimiento del consumo privado.
En tanto, desde la perspectiva de la oferta, la posibilidad de contar
con precios de la energía (en todas sus formas) adecuados a los valores
de los mercados de referencia internacionales, redundará en la baja de
los costos totales de las empresas que la utilizan como insumo, y en la
recomposición de su rentabilidad.
Para el correcto funcionamiento
de las políticas aplicadas para incentivar simultáneamente el consumo y
la producción, se necesita un contexto macroeconómico consistente, en
el que deben lograrse, y mantenerse a lo largo del tiempo, los
equilibrios fiscal y externo.
Asimismo, las tasas de interés
reales y la inflación deben converger a niveles internacionales,
eliminando de esa forma las expectativas de devaluación, llevando a un
punto de indiferencia en la utilización de cualquiera de las dos monedas
(peso o dólar).
El tipo de cambio competitivo3, complementado
con una adecuada política de administración del comercio exterior (cuya
implementación se ve favorecida por el contexto internacional),
garantizará la hegemonía de las empresas locales en el mercado
doméstico, y potenciará su inserción internacional.
Este panorama
permitirá a nuestro país ingresar en la etapa virtuosa del
bimonetarismo (sobre la que nos explayaremos en próximas entregas),
dejando atrás los ciclos dañinos de dolarización de carteras, como el
actual.
En síntesis, para la implementación del MODEPyS es
imprescindible que las dirigencias gremiales, tanto empresarias como
sindicales, lo hagan propio, y ello sólo se conseguirá con una
trayectoria que permita que:
n las empresas obtengan una adecuada rentabilidad,
n el mercado de trabajo tienda al pleno empleo, y los IP gocen de alto poder adquisitivo, y
n
los sistemas de previsión y seguridad social4 sean suficientemente
vigorosos, asegurando adecuados niveles de bienestar para el conjunto de
la población.
Se trata, finalmente, de implementar los mejores
planes, programas y proyectos, que garanticen simultáneamente el
crecimiento y la inclusión social, asegurando la permanencia y
sustentabilidad de esos logros.
*MM y Asociados
1 Los Ingresos Populares (IP), incluyen los sueldos y salarios, jubilaciones, pensiones y asignaciones.
2
Al reducir la proporción del ingreso requerido para la adquisición de
alimentos (en virtud de la mejora de los precios relativos), aumenta la
capacidad de consumo de bienes y servicios no alimentarios.
3 Si
bien algunas propuestas contemplan desdoblar el tipo de cambio, dado que
históricamente finalmente el equilibrio se ajusta por el tipo de cambio
más alto, dicha política no resulta recomendable.
4 Por
previsión social entendemos el ingreso en concepto de salario diferido
que recibirá todo trabajador cuando deje de prestar servicio activo, en
tanto la referencia a seguridad social involucra aquellos ingresos o
beneficios que recibirá determinada población meta, incapacitada de
obtenerlo en condiciones de mercado