El peronismo consolida su mayoría en las provincias
El peronismo consolida su mayoría en las provincias
Lo previsto y la onda expansiva
Fueron reelectos los gobernadores peronistas Manzur, Bordet y Arcioni, y el radical Morales. El PJ recuperó la intendencia de Paraná y Cambiemos ganó en las PASO mendocinas.
Por Mario Wainfeld
Volvieron a imponerse los oficialismos provinciales y la previsibilidad. Tal como se presumía fueron reelectos los gobernadores Mariano Arcioni (Chubut); Gustavo Bordet (Entre Ríos), Gerardo Morales (Jujuy) y Juan Manzur (Tucumán). Provincias diferentes, sistemas políticos variados, resultados diversos cuatro años atrás… a la hora de la verdad primó el local. Habrá que insinuar un desagravio a los encuestadores que vienen prediciendo bien los resultados en las semanas previas. Jornada tras jornada se pronostican con acierto (en los sondeos, en los cafés y en el Agora) los veredictos electorales.
La coalición Cambiemos genera pavor en la fuerza propia: es piantavotos
en cualquier paraje. Les candidates del oficialismo, radicales en
especial pero no exclusivamente, eluden usar ese nombre, excluyen de su
paleta electoral el color amarillo, borran de sus discursos menciones al
presidente Mauricio Macri. Ayer lo hicieron la perdedora tucumana
Silvia Elías de Pérez tanto como el gozoso gobernador Morales.
Si se
esboza una suerte de interna cambiemita se registra que a los radicales
les va mejor que a las gentes de PRO en las urnas…o menos peor. Ayer se
corroboró en Jujuy y en las PASO mendocinas (ver recuadro).
La
mayoría de los escrutinios arrojan porcentajes muy elevados para el
oficialismo provincial y diferencias generosas respecto del segundo. Por
ejemplo, el justicialista entrerriano Bordet multiplicó largamente el
estrecho margen por el que batió a Alfredo de Angeli cuatro años atrás.
Poco más de tres puntos porcentuales de ventaja entonces, onda 21 por
ciento ahora.
Los vencedores y usualmente los vencidos se esmeran en
“provincializar las campañas”. En la celebración inicial hablan
especialmente a los comprovincianos, casi todos evitan aglomeraciones y
cánticos, el tono es componedor o hasta manso. Un formato transversal,
expandido.
La seguidilla de circunstancias regionales homogéneas
fue impactando en el escenario nacional. Erosionando por goteo a la
unidad de Cambiemos, a su confianza en repetir los éxitos de 2015 y
2017. Fomentaron divisiones, rebeldías radicales, experimentos teóricos
(o no tanto) respecto de la fórmula presidencial.
En paralelo, el
Partido Justicialista se fue reunificando, proceso que aceleró la
fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner. La unidad como
clave de un potencial retorno a la Casa Rosada pasó de ser una quimera a
una probabilidad. Volvamos de lo general a lo particular vivido ayer.
Se aclara que esta nota cierra sin tener datos definitivos, por lo que
se evitan porcentuales precisos. En las páginas siguientes de esta
edición se abordan los comicios provinciales
Entre Ríos es
tradicionalmente bipartidista. Tras alternarse con el radicalismo hasta
2003, el peronismo hegemonizó desde entonces. Son pocas las provincias
con ballottage para gobernadores, ninguna de las de ayer. Si se gana a
simple pluralidad de sufragios en vuelta única, el sistema propicia la
polarización, el voto “útil”. Mala nueva para terceras fuerzas. Ayer
Bordet y su challenger el diputado radical Atilio Benedetti cosecharon
onda el 90 por ciento de los sufragios.
La caída del intendente de
Paraná Sergio Varisco a manos del vicegobernador Adán Bahl potenció la
debacle radical. El peronismo acostumbra ganar en la capital pero
Cambiemos se la arrebató en su oleada de 2015. Varisco soñó llegar a la
gobernación, acusaciones sobre vínculos con el narcotráfico lo
disuadieron. Ni siquiera puedo conservar el reducto. Sintonía fina: la
Unión Cívica Radical –que asienta su poderío antes en el territorio que
en el Gobierno nacional– lleva perdidas tres capitales de provincia en
pocos meses: Córdoba, Santa Rosa y Paraná. Casi nada. El drenaje se
agrava si se computan otras ciudades en las que las “bajas” superan a
las altas, por goleada. Y se cualifica acumulando las bajas performances
cambiemitas en la “zona núcleo”, el asiento de la coalición “del campo”
sojero que supo ser pilar de su base social y electoral. Córdoba y
Entre Ríos le dieron la espalda. Santa Fe lo hará el domingo 16.
En
Tucumán hay tres partidos competitivos: los dos tradicionales y Fuerza
Republicana (FR) la fuerza creada por el dictador Antonio Bussi. En esta
ocasión, el trío clásico se hizo cuarteto merced a la división del
peronismo producida por el ex gobernador José Alperovich. Los primeros
sondeos y una retractada señal de apoyo de la ex presidenta Cristina
Fernández de Kirchner lo llevaron a fantasear su regreso. Le erró al
vizcachazo.
Elías de Pérez se maquilló de María Eugenia Vidal,
escamoteó el nombre Cambiemos, pulseó contra el bussismo por ser más
cruel con los presos, el más sanguinario con los “chorros”. Será
necesario más tiempo que el de este cierre presuroso para saber por qué
le fue tan mal a las dos vertientes de la derecha tucumana.
De todos modos, las dos facciones peronistas se alzaron con una parva de votos y Cambiemos se quedó con un puñado.
Mariano
Arcioni terminó el mandato del caudillo chubutense Mario Das Neves y
conservó la gobernación. Superó al intendente de Comodoro Rivadavia
Carlos Linares (kirchnerista que fue con la bandera del Frente
Patriótico) por alrededor de siete puntos. El dasnevismo prorroga su
influencia, aunque con una figura de perfil muy distinto a su creador,
un caudillo que signó la historia de Chubut ilusionando incluso con ser
presidente. Aunque perdidoso, Linares protagonizó una buena elección, la
más pareja de la jornada.
Casi el 70 por ciento del padrón se
dividió entre dos fórmulas peronistas lo que ahonda la indigencia del
candidato de Cambiemos, el radical de pura cepa Gustavo Menna que no
llegó al 15 por ciento de los sufragios.
Arcioni es aliado del ex
diputado Sergio Massa (“y amigo”, añadió). El tigrense aprovechó la
ocasión para volar a la Patagonia y sumarse al festejo. Nadie entra en
esos ágapes si no fue invitado. Arcioni mocionó por la unidad del
peronismo lo que, considerando las actuales tratativas entre Massa y el
kirchnerismo, acerca al gobernador a dicho espacio. Toda conclusión es
precaria hasta que se cierren las listas.
Morales ratificó su
predominio en Jujuy. A la medianoche del domingo (cierre de esta
columna) se contaba con escasos datos oficiales para sacar conclusiones.
Cómodo el triunfo, el aspecto esencial, aunque pintando para quedar por
abajo del porcentaje alcanzado en 2015. Para más refinamientos habrá
que esperar que se conozca el recuento total.
Los resultados son
previsibles. Las ausencias de funcionarios para consolar a sus adalides
provinciales, también. Ni qué decir las interpretaciones de la Casa
Rosada. Su cadena de medios dictaminará que ayer hubo empate, que los
votos en Entre Ríos superan las necesidades de Macri en primera vuelta u
otras fantasías.
En realidad, la primacía justicialista se expande a
los legislativos y a importantes intendencias. El que se viste de
amarillo, pierde. Arcioni y Manzur ratificaron que Alternativa Federal
va transformándose en un mito urbano.
Las definiciones siguen siendo
distritales, únicas. Pero las señales, cada vez más mestizadas con los
alineamientos nacionales, hacen que algo huela mal en la Casa Rosada y
zonas de influencia.
mwainfeld@pagina12.com.ar