Muy Ladrones
Vialidad: gerentes con sueldos enormes atornillados a las sillas y rutas que no se hicieron
De 2.800 kilómetros prometidos de autopistas se hicieron 365, apenas el 13 por ciento. Y de 4.000 kilómetros de rutas seguras no se construyó ni un sólo kilómetro. Algunos gerentes pretenden una indemización, otros dejaron oficinas cerradas con llave y no entregaron las pertenencias del estado: auto, computadora y celular. Por Raúl Kollmann
Los trabajadores de Vialidad pusieron cajas en la puerta para invitar a los gerentes a depositar sus cosas e irse. Los gerentes ejecutivos de Vialidad Nacional pasaron de ser 49 en 2015 a 134 en 2019: el sueldo que se llevaron esos 85 nuevos jerárquicos, que no hicieron su carrera en Vialidad sino en empresas contratistas, fue de 230.000 pesos cada uno, en promedio.
La trama no es solo de sueldos: el gerente de una empresa contratista
pasó a ser gerente Ejecutivo de Licitaciones y Compras de Vialidad, con
lo cual adjudicó licitaciones y obras la empresa a la que pertenecía. El
modelo comandado por Javier Iguacel y Guillermo Dietrich se repitió una
y otra vez. Pero hay más, los 85 gerentes ejecutivos nuevos, con
sueldos gigantescos, no sirvieron para hacer más obras sino para hacer
menos obras. De 2.800 kilómetros prometidos de autopistas se hicieron
365, apenas el 13 por ciento. Y de 4.000 kilómetros de rutas seguras no
se construyó ni un sólo kilómetro. Todo lo que se hizo fue repavimentar.
El colmo es que una parte de los pseudo--gerentes reclama indemnización
y otros se fueron dejando cerradas sus oficinas y no entregaron ni los
automóviles del Estado ni las computadoras ni los celulares. No se ha
escuchado a Adolfo Prat Gay, que hablaba de la "grasa militante"
respecto de empleados que ganaban 30.000 pesos, decir algo ahora de "los
gerentes champagne" de 230.000 pesos mensuales.
Las dos
organizaciones gremiales de Vialidad --Sindicato de Trabajadores de
Vialidad y la Federación del Personal de Vialidad Nacional-- venían
denunciando el insólito crecimiento de la cantidad de gerencias,
subgerencias y direcciones armadas por la administración Cambiemos. Un
documento publicado a mediados de año, indicaba que, por ejemplo, que
las gerencias pasaron de tres a 88 y las subgerencias de 28 a 64.
El
ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, se encontró con un
panorama asombroso. No sólo hay un freno casi total de la obra pública,
sino que al mismo tiempo se designaron 85 nuevos cargos de gerentes
ejecutivos, lo que significó un aumento de la estructura --y de los
costos-- del 173 por ciento. La categoría creada, gerente ejecutivo,
implica que los que ocupan ese lugar se llevan, en el bolsillo, 190.000
pesos mensuales, aunque muchos se llevan aún más.
Esos 85 gerentes
ejecutivos no provienen de la carrera de Vialidad Nacional sino que
provinieron, en la mayoría de los casos, de las empresas concesionarias o
constructoras.
Giratoria
Durante la gestión macrista hubo una
puerta giratoria donde los ejecutivos de empresas ingresaron al Estado y
luego volvieron a las empresas, o sea que estuvieron virtualmente de
los dos lados del mostrador. La gestión en Vialidad no fue la excepción
sino todo lo contrario. El gerente ejecutivo de Licitaciones y Compras,
Roger Botto, fue gerente del Grupo Abertis, en el que tiene un papel
preponderante el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y que es
socio de Ausol, la concesionaria de la Panamericana, en sociedad con el
Grupo Macri. De hecho, Botto fue director suplente de Autopistas del
Sol. Hoy la justicia investiga la forma en la que el gobierno de
Cambiemos aumentó los peajes y después Macri vendió su parte en Ausol,
con acciones que subieron de cuatro pesos (4) a 75,50.
El gerente
ejecutivo de Asuntos Jurídicos fue Ricardo Stoddart, socio en el estudio
jurídico Marval, O'Farrel & Mayral, precisamente el que representó a
Ausol en la renegociación del contrato de concesión. Judicialmente
también se investiga un grotesco pago que le hizo el estado a Ausol
alegando que había una demanda ante el CIADI, el tribunal que depende
del Banco Mundial.
El gerente de obras fue el ingeniero Mariano
López, ex coordinador de Control de Gestión de IECSA, la empresa que era
del primo de Macri, Angelo Calcaterra. La compañía que fuera del grupo
del presidente consiguió numerosas obras e incluso redeterminaciones de
precios superiores a otras empresas que construían tramos de las mismas
rutas.
Los gerentes Botto y Stoddart no sólo no renunciaron
finalizada la administración Macri, sino que mandaron carta documento
reclamando que se les aclare la situación laboral, es decir que quieren
indemnización.
Los asesores Martín Pourrain y Guillermo Fernández
Vidal se hacen los distraídos: parece que no se dieron cuenta que el
concepto de asesor está ligado a la persona que asesora y que si ésta
última se va, también el asesor debe irse con él. Ni Pouirrain ni
Fernández Vidal presentaron renuncia. Es más, se retiraron de Vialidad
dejando las oficinas cerradas con llave y no entregaron las pertenencias
del estado: auto, computadora, celular.
Los trabajadores de Vialidad colocaron cajas en la sede central del organismo para que los gerentes pongan sus cosas y se vayan.
Números
El
crecimiento de la estructura gerencial podría tener como razón el
desarrollo de más obras, más proyectos, un plan arrollador. Pero la
realidad fue exactamente la contraria: una verdadera hecatombe de la
obra pública, un desastre absoluto del Plan Federal Vial, al punto que
los sindicatos pidieron que se declare la Emergencia Vial porque ni
siquiera se estaba haciendo el mantenimiento de lo construido antes y
empezaba a haber peligro de accidentes en algunas rutas.
Para
realizar el diagnóstico, Katopodis ni siquiera necesitó hacer sus
propios números: la auditoría hecha por el macrismo puso sobre el tapete
cifras demoledoras.
El Plan Federal Vial--Compromiso Cambiemos
2016--2019 puso como objetivo construir 2.800 kilómetros de autopistas.
Se trata de la modalidad más segura, de más nivel: al menos dos carriles
por sentido, ingresos controlados, inexistencia de cruces. De ese total
proyectado de 2.800 kilómetros, se construyeron apenas 365 kilómetros, o
sea el 13 por ciento.
El macrismo creó el concepto de rutas seguras,
que implica mejoras al sistema de sólo un carril por sentido. La base
es un tercer carril en el medio y banquinas pavimentadas: se trató de
una idea para no hacer tanta inversión en autopistas. El proyecto
incluía 4.000 kilómetros de rutas seguras, pero no se construyó ni un
solo kilómetro.
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Finalmente,
la administración Iguacel--Dietrich puso todo el énfasis en la
repavimentación, la alternativa más barata y rápida. No hay que
construir ni rampas ni terraplenes ni hacer rediseños, sino construir la
capa asfáltica y muy poco más. De los 13.000 kilómetros proyectados se
construyeron 7.976, el 61 por ciento del Plan Federal Vial.
El
informe de Auditoría, redactado por funcionarios designados por la
administración Macri, dice textualmente: "el Plan presenta un bajo grado
de ejecución, con un escaso o nulo avance de los programas de
autopistas y rutas seguras. No se contempló la inclusión de obras que
estaban paralizadas y presentaban un importante grado de avances (del
gobierno anterior)".
En su último año de gestión, el macrismo ni
siquiera utilizó el presupuesto asignado. Se presupuestaron 96.000
millones de pesos y se devengaron 55.000 millones, lo que muestra los
niveles de ajuste y de fracaso.
Y, como se dijo, semejante recorte no
provocó una reducción de jerárquicos sino todo lo contrario, un
asombroso aumento. La explicación es que el objetivo no era la
eficiencia del estado, sino concretar negocios. Y ahí es donde cobraban
importancia los gerentes--champagne ubicados a ambos lados del
mostrador. Atendieron como representantes de Vialidad y como nexos con
concesionarias y constructoras. Todo al mismo tiempo.